Muchos historiadores y críticos de arte se siguen preguntando hasta dónde hubiera llegado Schiele si no hubiese muerto con tan sólo veintiocho años, cuando ya se había consolidado como uno de los artistas de más prestigio en su país. De lo que sí pudo dejar constancia fue de su potencial para revolucionar la anquilosada sociedad vienesa de principios del siglo XX.

Pareja sentada (Edith y Egon Schiele). 1915. Egon Schiele

Pareja sentada (Edith y Egon Schiele). 1915. Egon Schiele

 

Egon Schiele (Tulln, 1890- Viena, 1918), al igual que su maestro y mentor, Gustav Klimt, volatilizó los códigos morales de la burguesía austriaca. Aniquilando, además, cualquier idea o juicio preconcebido sobre la belleza y la expresividad. Transformó el erotismo registrado por Klimt en cuerpos retorcidos, inacabados, de tonos amarillentos y en tensión que expresan la sexualidad en estado puro.

Retrato de Gertrude Schiele. 1909. Egon Schiele

Retrato de Gertrude Schiele. 1909. Egon Schiele

 

Asimismo, la belleza que su maestro encontraba exclusivamente en el cuerpo de la mujer, Schiele la hallaba también en el hombre. Sometía a ambos sexos a las mismas posturas explícitas y al mismo punto de vista descarnado, sumergiéndose en las teorías de Freud para descubrir aquello que nos impulsa. El sexo se convirtió en su manera de manifestarse y a través de sus figuras sexualizadas consiguió materializar la fractura emocional y el vacío existencial que rondaba a una sociedad convulsa y cambiante.

Niña desnuda en tela ocre. 1911. Egon Schiele

Niña desnuda en tela ocre. 1911. Egon Schiele

 

Del mismo modo, sin reservas, se atrevió con el desnudo infantil. Este episodio le costó la pena de cárcel, pues, aunque fue absuelto de los cargos de abuso y secuestro de menores de los que había sido acusado, sí fue condenado por exhibir dibujos eróticos delante de menores. Schiele reflejó esta traumática experiencia en doce estremecedoras obras. Antes de que ocurriese este incidente, ya había trabajado el retrato infantil con su hermana Gertrude, con quien mantenía una estrecha relación y la cual dio lugar a todo tipo de especulaciones. Pero, lo cierto es que el pudor nunca fue un obstáculo en su creación artística ni tampoco en su vida personal, situándose siempre alejado de las convenciones impuestas.

Desnudo masculino sentado (autorretrato). 1910. Egon Schiele

Desnudo masculino sentado (autorretrato). 1910. Egon Schiele

 

Esta libertad creativa le permitió desarrollar en sus abundantes dibujos y pinturas un estudio precursor sobre el cuerpo humano y una representación desinhibida e innovadora de la sexualidad del individuo. Atributos que trasladó a sus retratos, en los que pintaba a sus modelos mediante un lenguaje corporal extravagante y renovador. Precisamente, sus autorretratos son otra prueba de su preocupación por explorar su propio cuerpo y personalidad. En ellos, casi un centenar, Schiele se muestra a los demás interpretando diferentes papeles, gesticulando, gritando y hasta masturbándose.

La familia. 1918. Egon Schiele

La familia. 1918. Egon Schiele

 

A partir de 1915, su trazo expresionista se fue acercando a uno de apariencia más natural, adquiriendo sus desnudos y retratos un tono más realista. La muerte de Klimt, a principios de 1918, le dejaba como su heredero en el panorama artístico de Viena. Sin embargo, a finales de octubre de ese mismo año, Schiele también murió a causa de la gripe española. Su esposa Edith, embarazada, lo había hecho tres días antes debido a la misma enfermedad.