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\"Lanza\" abre una senda o puerta de entrada al mundo tangible de la imaginería poética de Rivera; el poema visual podría decirse que funciona como brújula o cartografía básica para comprender y situar al espectador con la distancia y perspectiva suficiente ante el resto de su producción. Es una muestra más de la necesidad del autor de transportar su pensamiento y discurso poético a los usos, formas y diversas perspectivas de interacción de otros soportes.
Sorprendente y fresca en el poema es la propuesta del autor de poder rascar el espacio de \"Él\" o la reproducción de la lanza a fin de conocer el lado oculto del trabajo. Esto nos plantea un mensaje de reflexión como escrito en dos dimensiones que a la vez dan la opción al espectador de transformar o no la presentación original.
En la presente exposición se ha desplegado el original. Así, se ve cómo \"Él\" es la representación de lo ajeno, de lo exterior a nosotros, que se ve amenazado por una lanza empujada no solo por una persona, sino por un grupo de \"tús\", individuos o sujetos comunes, lanza que pasa a convertirse en la representación más elevada de uno de ellos. Para David Fernández Rivera, una sociedad en la que sus individuos han perdido su identidad al alejarse hace siglos de su esencia natural, éstos pueden no solo destrozar el marco que les rodea sino también, y por consecuencia, a ellos mismos.
Inquietante también resulta el uso del alfa junto a un juego de omegas y una cuestión en el centro y origen de la herida, generándose con ello un guiño a que nuestro ir y venir a esta vida de modo circular no puede más que agrandar la distancia entre nosotros y lo que algún día hemos sido, y que aunque resulte paradójico, nunca dejaremos de ser...
También es relevante y llamativo en la obra el empleo del cinturón, no solo como elemento normalizador de la estética del cuadro, sino también por todas las connotaciones que dicho elemento nos transmite: apretura, dolor, frío inmovilista e incluso hiriente de una hebilla que parece aunar a una comunidad de sujetos, etc...
Por si lo dicho no fuera poco, el cuadro, abstrayéndonos de él, ¿no parece indicarnos la vaga representación de una mujer? Eso sí, bajo el pórtico de la cuerda y el maltrato, consecuencia última de la exposición de la figura y de la filosofía de Rivera.
\"Lanza\", en definitiva, es una denuncia al maltrato, no solo de la mujer o de cualquier individuo en inferioridad de condiciones de otro que lo subyuga, sino de la tierra, de sus vegetaciones, de todas las criaturas, de la responsabilidad del agresor pero también de la parte de culpa en el crimen que tienen los que callan o conforman por su circunstancia ciega de engranajes de una maquinaria social nefasta, un alto titán compuesto de dominadores y dominados, que se autodaña y ora grita pidiendo ayuda ora acciona su puño (sobre sí mismo).
He aquí el esquema más sintético (y no por ello menos bello) del legado hasta la actualidad de la poesía más social de David Fernández Rivera.
David Fernández Rivera (Vigo, 1986), poeta, dramaturgo y director teatral. A pesar de dar muestras de una gran capacidad creadora antes de la quincena, esta precocidad no se materializaría hasta el 2004, con la edición del poemario “Caminando entre brumas”. Luego seguirían otros títulos como “Canciones de mi ausencia”(2005), “Corceles” (antología de juventud, 2006), “Entre la sombra y el grito”(2008), “Alambradas”(2010) y “Sahara”(2011).
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