En la senda de los románticos como Delacroix o Ingres, el pintor argentino Marco Ortolan actualiza las creaciones orientalistas de aquellos con sus teatrales composiciones. Priman en muchas de ellas motivos exóticos como las gitanas que tantos cuadros inspiraron a los creadores del Romanticismo y aún también a los bohemios del París de comienzos del siglo XX.

Nos tomamos un descanso, Marco Ortolan.

Nos tomamos un descanso, Marco Ortolan.

Este gusto por las puestas en escena fastuosas, en las que reinan modernas odaliscas, carnales y seductoras, hace de Ortolan un creador singular, cuya propuesta plástica recuerda a la exuberancia de tiempos pretéritos e invita a soñar con el exotismo de Oriente, más por la ambientación misteriosa que por manidas referencias reconocibles. 

Un beso en lo profundo, Marco Ortolan.

Un beso en lo profundo, Marco Ortolan.

Esta ambientación la logra, como manda la tradición, mediante la técnica del claroscuro y una paleta compuesta por tonalidades rojizas, ocres y doradas, pasando por los verdes y azules oscuros de los escenarios naturales, y todo ello matizado por el grueso trazo negro del dibujo. 

Ofelia muerta, Marco Ortolan.

Ofelia muerta, Marco Ortolan.

Leves toques de blanco nacarado aportan luz a las escenas, que alcanzan su máxima luminosidad en los destellos acuáticos, ya sea en la laguna veneciana, las playas argentinas o en las fuentes de recónditos jardines. 

Atardecer en NYC, Marco Ortolan.

Atardecer en NYC, Marco Ortolan.

En esta última serie, un canto simbólico a la primavera, los guiños lumínicos solo compiten en claridad con las esculturas de ninfas clásicas, níveas y majestuosas, que se sitúan en el centro de la composición. El pintor pronuncia el efecto enigmático utilizando óvalos que orientan la mirada del espectador de forma dramática hacia la escultura. Como si la viéramos a través de una cámara estroboscópica.

Primavera, Marco Ortolan.

Primavera, Marco Ortolan.

Inquietantes bodegones hechos con juguetes, que parecen abandonados por niños ya mayores y, como vanitas, suscribir aquello de aprovecha el momento porque todo pasa; además de máscaras venecianas de ojos huecos, envueltas en elaborados tejidos, completan la obra de este autor, capaz de realizar un salto prodigioso a la actualidad más rabiosa, dejando el pincel a un lado -nunca demasiado lejos- para agarrar un boli y dibujar a tinta escenas dinámicas, como una partida de polo o una pareja bailando el tango.

Visita la galería de Marco Ortolan aquí: marcoortolan.artelista.com

Aguas calmas, Marco Ortolan.

Aguas calmas, Marco Ortolan.