Un canto a la belleza del paisaje cubano, con sus añosas ciudades, con su vitalidad cromática, con esa luminosa atmósfera propia del Caribe. Esto es la obra de Víctor Manuel Allende Martínez, artista oriundo de Matanzas, que  pinta, en un estilo realista con notas impresionistas, vistas urbanas y naturalezas muertas, llenas de vida.

Sus cuadros son ricos en detalles y texturas. Trabaja con el óleo o acrílico sobre lienzo utilizando la espátula además del pincel, lo que le permite, mediante concentraciones de materia, pronunciar algunas superficies sobre otras. Algo que consigue además con la proyección de la luz sobre las arquitecturas coloristas de las calles de La Habana. Los efectos lumínicos subrayan las aristas de las edificaciones y sus vivas tonalidades. La veracidad de un entorno vibrante, como es el de esta ciudad, con elementos tan característicos como los coches antiguos de vivos colores.

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En la pintura de Allende se reconocen las raíces y la identidad cubanas. La  exuberancia de sus escenarios urbanos y de la naturaleza, que se aprecia sobre todo en sus bodegones, formados por frutas tropicales y un menaje de alpaca, en cuya superficie plateada el artista despliega con maestría sugestivos juegos de reflejos que potencian la verosimilitud del objeto retratado, algo clave en el género la naturaleza muerta.

Esta riqueza de matices, la calidad del dibujo interior de la pintura y el sabio manejo de la luz y del color han hecho al autor merecedor de los premios que otorgan el Consejo Provincial de Artes Plásticas (CPAP) y la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas (ACAA) en el Salón del Paisaje Leopoldo Romañach, en sus ediciones XI y XII respectivamente.

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Allende ha participado en diversas exposiciones colectivas desde 1992 e individuales (en las galerías Plaza de América, de Varadero, y Polivalente, en Matanzas, años 2008 y 2010), y es autor de murales para importantes hoteles como el Tryp Península y el Barceló en Varadero.