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Composición de pintura de acuarela y escultura de modelado de arcilla replicada
El Camino del color a la forma
Podemos imaginar el mundo de lo creado, desde un ámbito primigenio de luz, de formas puras y arquetípicas: El principio...materia prima pura, silenciosa... para ?crear ? mundo?.
Esa luz y líneas estructurales de vida, están dentro de cada ser humano... hay que descubrirlas.
Las fuerzas del alma buscan expresarse de diferentes maneras, uno de esos caminos, es el arte.
El alma humana vive en el color, nuestra esencia más íntima se puede vivenciar a través del color y del color se puede transmitir a la forma.
Las fuerzas superiores se pueden vivenciar y percibir en el trabajo artístico. Esas fuerzas vitales compenetran la sustancia terrenal donde el hombre actúa.
Así como los tres colores primeros (azul, rojo y amarillo) son sustancias espirituales que recibimos como dones en nuestras almas; así también el ser humano tiene tres fuerzas
plasmadoras: pensar, sentir y voluntad, que contienen infinitas cualidades; que el hombre ?mueve? como impulso creador verdadero.
El camino del color a la forma es un proceso continuo y fluido. El camino del Hombre también lo es.
Los colores azul, rojo y amarillo se ofrecen al ser humano para trabajar su esencialidad: Cuerpo, Alma y Espíritu como espejo de la trinidad: Padre, Hijo y Espíritu como logos creador.
Estas tres fuerzas nos ayudan a modelar nuestra vida.
Con estas ideas como metas se desarrolla el trabajo artístico tratando de percibir estas fuerzas dentro de nosotros, formando el ámbito para recibir la luz, lo que Adviene.
En el fluir de la vida, siempre hay señales que anuncian, de algún modo, lo que se esta por abrir o desarrollar dentro de nosotros... pero exige atención, silencio y libertad para descubrir ese devenir que se revela...
El trabajo artístico es un camino de ayuda para lograrlo.
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