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Esta fotografía de uno de mis hermanos, la hice un día de excursión en que nos estábamos divirtiendo mucho. Hoy esta foto, más allá de parecerme divertida, resulta que encierra una lección que tengo que poner en práctica desde ahora mismo. A veces la vida te pone en una difícil tesitura y te arrebata todo de la noche a la mañana. Por sucesos que no buscas ni esperas, de pronto te quedas sin nada y te ves en la calle dudando de la suerte que te espera al día siguiente… En lugar de sentarme y llorar mi futuro incierto, voy a hacer como mi hermano en esta fotografía, porque basta con tener un pedazo de pan para comer y dar un gran salto con optimismo, para que el abismo que tengo frente a mí, se convierta en un delgado camino de tierra que cruzaré fácilmente… ¿Qué es más valioso que despertar cada mañana? . Si dejo que el abismo que me lo ha arrebatado todo me trague, me consumirá y me anulará y perderé hasta lo poco que me queda. Si lo poco que me queda es un pedazo de pan para mi sustento y mi arrojo físico para lanzarme al salto y mi alegría de vivir y mi optimismo porque he despertado un día más, pensándolo bien, tengo todo para seguir viviendo y nada más necesito para remontarme desde la nada.
Mi profundo amor por la cultura helénica, me llevó a residir durante diez años en Grecia, pais que marcó definitivamente mi trayectoria.
Por un lado, defino mis pinturas como fruto de mi gusto por las cosas sencillas, por otro, me arrastra la necesidad de desentrañar lo que parecemos y lo que realmente somos y el mundo interno que nos mueve.
Tengo la obligada necesidad de abrirme camino una vez más en la difícil suerte...
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