En el diario caminar por nuestras costas, recogemos pequeñas piedras a las que luego tallamos hasta lograr fisonomías que en un principio nos fueron sugeridas por ellas.
TALLA EN PIEDRA 5
(Marta)
Hoy quiero subirles esta pequeña talla en piedra que he realizado, sumando una más a la colección que presenta Jorge. Solamente quiero pedir disculpas pues la fotografía no es muy buena ya que la talla en sí, está realizada en una piedra de nueve milímetros de diámetro y esa pequeñez hace dificultosa la nitidez de la imagen fotográfica.
Deseo además, agradecer de todo corazón los bellos comentarios a mi anterior poesía a la vez de hacerles llegar el agradecimiento de Jorge por los buenos deseos ante su nuevo cumpleaños. Acontecimiento que pasamos muy bien, rodeados de familiares, alumnos y amigos de nuestra Clínica.
La última obra que Jorge subió: “Hijo de la luna”, generó hermosos e interesantes comentarios y también muchas y diversas conceptualizaciones que nos enviaron por mail personal. Ante esta interesante situación, quiero ofrecerles a todos ustedes, queridos amigos de Artelista, uno de los escritos basado en experiencias personales, que Jorge publicó en su Manual de Autoayuda hacia el desarrollo total del Ser Humano”. Esta experiencia es tan sólo una más de tantas que él ha tenido la particularidad de experimentar y quiero transcribirla pues consolida la afirmación de Jorge de que “hay vida después de la vida”. El texto en consideración dice así:
“Tenía apenas quince años de edad, mi padre hacía casi un año que había fallecido y yo con un enorme miedo a la muerte, no me reponía del golpe emocional por su ausencia.
Mi salud era un caos, totalmente agotado en mi nivel de energía vital, con un enorme stress que no dejaba ningún funcionamiento normal en mi organismo, sufría a diario de arritmias importantes en mi latido cardíaco y mi presión arterial estaba siempre en picos altos que daban miedo. Una tarde mientras estaba recostado en la cama de mi dormitorio tratando de descansar, sentí un muy fuerte dolor en el pecho a la vez que todo mi lado izquierdo se me contraía progresivamente sintiendo mi cara y mi boca que se desplazaban hacia ese lado. Sentí la realidad de estar muriendo, intentaba desesperadamente gritar pidiendo auxilio pero no lograba que ningún sonido saliera de mi garganta. El pánico, la desesperación y el sufrimiento llegaron a su límite máximo, todo comenzó a oscurecerse y silenciarse, mi nivel de conciencia con el entorno ya casi no existía…
Fue entonces cuando comenzó una experiencia inolvidable…
Sentí claramente como sufría una separación o mejor dicho un desprendimiento de mi propio cuerpo. Mi Ser espiritual consciente se estaba elevando en una situación de flotación en el espacio de la habitación donde me encontraba, mientras que mi cuerpo permanecía inerte sobre la cama. La primera sensación fue de infinita sorpresa pero casi en seguida y a medida que me sentía avanzar flotando, la sorpresa se fue transformando en una creciente y agradable sensación de paz. Una paz cada vez más y más grande hasta inundarme de una incomparable felicidad. Ante mí se veía una puerta a lo que parecía un túnel tallado en plena roca viva. Descendí sin saber cómo y comencé a caminar transitando por el túnel. La paz y la felicidad continuaban, sólo que ahora también sentía una gran curiosidad por saber hacia dónde me dirigía. Al final del túnel se veía un aumento de la luminosidad. Al llegar a ese punto desemboqué en un amplio espacio que interpreté como el interior de una gran caverna a cuyo costado derecho tenía una abertura por la que se veía una exuberante luminosidad. En el interior de la caverna y sobre una mediana altura formada por una plataforma propia de la roca, se veía a un numeroso grupo de personas vestidas con una túnica blanca que le cubría hasta los pies. Conversaban animosamente pero cuando enseguida notaron mi presencia todos detuvieron su conversación y giraron su cabeza para observarme con una sonrisa en sus labios y una mirada que me trasmitía: no tengas miedo, todo está bien. Observé hacia adelante las siluetas de dos personas que estaban paradas como esperándome, me resultaron familiares, me seguí aproximando lentamente hasta que con infinita sorpresa pude identificar claramente a papá y a mi abuela que había fallecido un año antes que mi padre; ambos me esperaban con una amplia sonrisa en sus labios y me extendían sus brazos. Corrí hacia ellos todo cuanto pude y me arrojé a sus brazos llorando desconsoladamente. Sentí que me acariciaban la cabeza y me revolvían el cabello a la vez que me pedían que me tranquilizara que todo estaba muy bien.
Poco más tarde me explicaban que ese era un lugar de tránsito pero que en definitiva todos encontraban una existencia sin padecimientos y con una total paz y armonía. Me recalcaron que en el momento apropiado volveríamos a reunirnos todos los familiares y que sería una experiencia maravillosa. Al final sentí como me empujaban suavemente para desprenderse de mi apretado abrazo y me decían que ÉL había decidido que yo debía regresar pues todavía tenía mucho por hacer. No quería retornar, ahí me sentía infinitamente feliz pero insistieron y de muy mala gana comencé a volver sobre mis pasos no sin antes dirigirles mi mirada y dedicarles un emocionado saludo de despedida.
El regreso fue exactamente igual que el ingreso pero en sentido contrario; todo se sucedió de la misma manera. Al término sentí como ingresaba otra vez en mi cuerpo y poco después abría mis ojos como despertando de un fantástico sueño.
Desde el primer momento sentí que todo había sido real, pero a su vez también comprendí que no podía contarlo a nadie sin correr riesgo de que me creyeran mentalmente insano. Guardé el más absoluto secreto por muchos años.
Hoy experiencias similares han sido relatadas por mucha gente y el tema como que se ha hecho común de escuchar, sin embargo en aquel momento esa experiencia fue para mí totalmente inédita.
Lo conté por primera vez en mi Clínica ante una persona que sufría enormemente de miedo a la muerte y noté como mi relato le ayudó a superar su problema, desde entonces y por igual motivo suelo relatar muchas veces el hecho y que cada cual asuma lo deseado”.
Queridos amigos de Artelista, hasta aquí la transcripción de esta otra experiencia espiritual de Jorge, espero que pueda haber sido seguida con interés y como lo expresa claramente Jorge, que cada cual opte por considerarla según su propio criterio. Todas las opiniones son muy respetadas por nosotros y esperamos que más allá de ellas, se entienda el por qué Jorge es una persona con un total desarrollo de su fe en que “hay vida más allá de la vida”.
Un muy cariñoso abrazo para todos.
Marta Ricardi
Curriculum vital del Prof. Jorge Verde y su obra
Nacimiento
El Prof., Jorge Washington Verde Ramos, nació el 30 de julio de 1951, en la ciudad de Mercedes, capital del Departamento de Soriano, en la República Oriental del Uruguay, en América del Sur.
Primeros...
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