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En el dibujo figura un hombre caminando por una cuerda floja. La cuerda simboliza la vida desde sus orígenes.
En el punto de evolución en el que se muere se vuelve a nacer. Se accede a este plano de existencia para realizar unos determinados aprendizajes morales. Si se huye poniendo fin a la vida se vuelve en ese mismo punto. Por tanto se deberán vivir experiencias similares a las que habían causado el conflicto.
La idea esencial del dibujo es el respeto por la vida tanto propia como ajena.
El respeto supone en primer lugar no interrumpir la vida personal aunque también no inmiscuirse en la ajena ni dejar que nadie intervenga en las decisiones que afecten a la propia existencia. Lo que no significa que no podamos pedir ayuda o brindarla.
En la representación el individuo se manifiesta manteniendo el equilibrio. Lo que supone que el hemisferio derecho e izquierdo deben estar nivelados.
El hemisferio derecho representa la creatividad.
El hemisferio izquierdo la razón, la lógica, el orden.
La creatividad es la que conecta con los planos superiores de existencia y la razón la que lleva al sentido práctico, ambas deben de estar en perfecta sintonía.
"Cuando nacemos el hemisferio derecho funciona, el hemisferio izquierdo no.
El hemisferio derecho es el hemisferio de la poesía, del amor, no de la lógica ni del orden.
El hemisferio izquierdo es el hemisferio racional, lógico y matemático, es el hemisferio del cálculo, el ingenio, la disciplina y el orden.
A través de los siglos hemos aprendido el truco para cambiar la energía del hemisferio derecho al izquierdo, en eso consiste nuestro aprendizaje y nuestra así llamada educación.
La competición así entra en juego, y con ello el hombre se interesa por el poder y el dinero, así poco a poco el hemisferio derecho se va durmiendo, solo aparecerá durante la noche o tomando determinadas drogas, el hombre se va autodestruyendo....."
(Osho)
Tomar consciencia de esta realidad nos ayudará a comprender más el estado actual de la humanidad para devolverla a su estado inicial.
Somos seres proveídos si actuamos desde la consciencia y nada de lo que necesitamos nos puede faltar. Actuar desde la consciencia supone la aplicación del uso de los valores. Es decir lo que nos caracteriza como seres humanos, la humanidad.
La riqueza material se puede conseguir también desde la guerra pero nunca se podrá hablar de una auténtica provisión, ni previsión. La guerra lleva a carencias, sufrimiento, dolor, sometimiento, dominación. Se falta a la ley del amor y carecer del amor es lo que produce infelicidad, desdicha al ser humano.
El miedo es un fantasma que irrumpe en nuestras vidas cuando falta la fe en nosotros o en la protección divina. El amor contrarresta el miedo.
Séneca decía: "vivir la vida consiste en saber hacer frente a las desgracias de forma templada y serena".
Para Séneca una de las formas de alcanzar la sabiduría es aprendiendo a no agravar la terquedad del mundo mediante nuestras propias reacciones con ataques de furia, autocompasión, ansiedad, amargura, fariseísmo o paranoia.
"El equilibrista" debe actuar de la misma manera para guardar su equilibrio, para evolucionar, Jamás mirando hacia atrás, nunca condicionado por lo que haya hecho anteriormente, siempre yendo hacia adelante y sin arrastrar lastres como si se tratase de un hombre nuevo, ello requiere saber perdonar, para perdonarse a sí mismo por los efectos de la inconsciencia.
La figura que aparece tiene un bombín, ello significa la protección por parte del individuo del inconsciente colectivo que marca unas normas que generalmente no se corresponden con lo que verdaderamente debe ser para evolucionar. El hombre sin lugar a dudas es imperfecto, y por tanto las leyes que marca, los patrones en los que en general se enfunda no son los que de verdad deberían ser. Autonomía de pensamiento es una de las características del auténtico pensamiento evolutivo.
El equilibrista avanza al caminar de manera lenta, oscilando los brazos hacia uno u otro lado realizando pequeñas detenciones cuando se desestabiliza, es necesario pues hacer paros cuando hay una desconexión entre el cielo y la tierra. De hecho si caminamos así por la vida evitaremos precipitarnos al abismo.
El huevo en el brazo representa el principio de vida, y los brazos significan el trabajo diario en la materia que colabora en el progreso del espíritu.
Trabajar en la materia significa trabajar en todo lo que rodea a nuestro radio, no se trata solo de un trabajo remunerado y sometido a normas sino también un trabajo social en donde lo verdaderamente importante es la forma de realizarlo, las relaciones que establecemos con nuestros compañeros, con nuestros jefes o súbditos y por supuesto también con nuestros hijos, amigos y familiares.
El trabajo de orden práctico en la vida cotidiana, nos lleva a la conexión interna, a nuestra parte divina, porque supone el equilibrio entre los dos hemisferios: razón y creatividad.
Nuestro plan en la vida consiste en la práctica de una actividad única e inimitable. Cada uno puede encontrarla de manera tan simple como desempeñando lo que realmente le gusta hacer. Sin embargo existe una inercia social que encauza realizar lo conocido o lo que está dentro de los engranajes. Puede ser desempeñar la misma profesión que el padre o cualquier otra que esté en la demanda del mercado. Por lo que se piensa que de esta forma será más rentable económicamente la dedicación. Se olvida que la tarea que parte del espíritu es más fácil realizarla. Se está más preparado y acaba siendo más rentable que lo que viene impuesto desde fuera. La persona tiene que luchar contra la inercia.
Hay un sitio para cada uno en la vida, que no piense que lo estándar es lo que todo el mundo tiene qué hacer y que desarrolle su propia creatividad en el trabajo sin perder de vista que estamos ante una determinada realidad.
A la persona se le invita a buscar lo que ha venido a realizar en este plano de existencia y no pactar ante lo que sienta como inauténtico: relación, trabajo etc....y sobre todo que a pesar de los contratiempos que intervengan en su camino persista en su objetivo, que no se rinda jamás, la vida le ha dado un valioso tesoro al darle tiempo, debe aprovecharlo al máximo, pues en la siguiente encarnación partirá desde el punto en el que lo dejó finalizado en ésta,
El equilibrio obliga a un punto de encuentro entre MATERIA Y ESPIRITU, entre la razón y la creatividad en todos los ámbitos, trabajo, relaciones.
Este dibujo llama a la autenticidad y a poner los pies en el suelo.
La vida es inestable y eso ha de ser aceptado.
La intuición nos guía hacia el equilibrio, es por ello importante que hagamos paros y descansos durante el día, puesto que si vamos acelerados nos desestabilizamos dejando de ser nosotros mismos.
Caminar hacia abajo, simboliza el descenso a la materia, puesto que es a través de ella como nos desarrollamos en el camino evolutivo.
Este dibujo avisa ante todo de que no hay que poner término jamás a nuestra vida ni a la del ajeno.
(C.Luelmo y M.Reverte)
Mercedes Reverte nace en Barcelona en 1964. Es autodidacta, a pesar de haberse formado en el estudio de la pintora Teresa Farrés. Es miembro activo de Firart en sus inicios y realiza diversas exposiciones individuales en FNAC, EMD de Valldoreix, Antigua estación de RUBÍ, Versión Original, etc.Se gradúa en Psicología en el año 2016 y se especializa en Autoliderazgo y Conducción de Grupos, Estimulación Cognitiva y Psicoterapia breve estratégica. Todo ello le permite cambiar la visión actual del Arte, puramente contemplativa por una visión de comprensión.
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