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Esta obra evoca el tránsito interno entre el colapso y la resiliencia.
Técnicas mixtas que combinan trazos negros definidos y manchas fluidas, la composición genera una sensación de movimiento interno.
En el centro, una figura humana en caída, a su alrededor, otras formas similares a rostros que observan, se desdibujan o giran hacia otro lado, reforzando la idea de que la caída es visible para todos pero el levantarse es un acto íntimo, solitario, casi invisible.
Los elementos tridimensionales que surgen del lienzo aportan un dramatismo adicional que simbolizan el juicio externo y pensamientos ajenos de los cuales no somos dueños y nunca debemos pretender hacerlos propios.
Se pide al ser que la visualice la obra, que la observe muy de cerca y vuelva a verla con distancia.
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España
