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Sin duda el sexo es un estímulo inmensamente poderoso. Mi experiencia es de sucumbir a su efecto una y otra vez. Hay momentos en que ni siquiera soy consciente de cuánto puede llegar a afectarme su encanto. Mi percepción de la fémina, ha ido transformándose en el tiempo. No es igual la imagen que me he formado de ella en América que la que me he formado de ella durante mis años en España. Y este dibujo expresa esta segunda imagen.
La mujer española construye una relación con el macho completamente distinta. Llena de paradojas. La relación de género en España es de amor y odio. Tiene raíces culturales históricas y complejas que no pretendo desarrollar aquí, ya que este es un estudio antropológico que trasciende ampliamente este humilde dibujo. Únicamente me quedaré con el sabor singular que dos experiencias en el año 2004 dejaron en mis instintos.
La invitación fue hecha al abrir las puertas, como cuando se da hospedaje maternal a un peregrino, ofrecida esa hospitalidad condicional. Las piernas son brazos abiertos. Brazos de simio que son piernas de hembra, tan humanos como animales.
En el centro la tentación sensible más enloquecedora. Un plato delicioso para el placer. Administrado y servido por un anfitrión algo traidor, con apariencia protectora y sin embargo, de naturaleza pirata. Sugiere que habrá refugio en esta cueva profunda, y al mismo tiempo, el albergue resulta una trampa.
La oposición está en convertir lo suave, lo blando o la envolvente cálida y protectora de la carne vaginal, en justamente todo lo contrario. Un duro filo del metal, que hiere a la carne.
Cuando el punto más amoroso y amistoso se vuelve de pronto en la fiesta de la amenaza. Un desconcertante nido coqueto de cochillos juguetones, dagas, floretes, catanas, guillotinas, machetes, y todo tipo de espadas. La hoja afilada, en la mujer es básicamente una metáfora de “la palabra” y su lenguaje corrosivo y amargo.
La nube que lo envuelve todo, es un patrón geométrico de la cultura nazarí, que recuerda el imperio musulmán ibérico. Desde este modelo se distingue una femineidad tanto protegida y otro tanto controlada. Y es desde este patrón que el colectivo conquista y se hace presente con su voz.
Las tijeras nuevamente aluden a una dualidad de dos funciones. Por un lado, una emancipación que libera en tanto que divide. Los cordones umbilicales vinculan en un inicio lo que serán dos individuos en el futuro. Las tijeras, por el contrario, son las herramientas usadas para una amputación y una castración.
La mujer inicia una carrera armamentística, crea un cinturón de balas. Con ellas se empodera. Se hace aún más influyente., así como hostil y agresiva. Asume el rol de una viuda negra.
Las velas son un gesto de veneración. La creación de un santuario levantado en la nave principal de esta catedral de placeres y dolores.
Aquí queda explicita la relación de poder en el género humano. Todo miembro viril que se aventura en el paraíso vaginal o tienen el valor de penetrar, corre el riesgo de una castración, y aún más allá, de que su personalidad sea cercenada, para anular su masculinidad en su raíz. Una guerra que busca alcanzar treguas con un equilibrio de fuerzas.
Una segunda lectura para este enfoque, es la metáfora de la promesa engañosa. Es extrapolable al plano político. Es la idea según la cual, algunas de las más exitosas ideologías de masas constituyen mentiras engañosas. Cuyas perfumadas estrategias de proselitismo seductor, basado en cautivar ingenuidades con un futuro de un fabuloso edén social, que lejos de alcanzarse, se desintegra sobre la marcha, dando paso al mismo estado apocalíptico.
Allí es cuando la ideología se hace con el poder, es cuando todo se tuerce, asoma la verdad oculta detrás de la atractiva mentira, y es donde las ilusiones desarrolladas y abrazadas por los leales seguidores, son igualmente castradas sin contemplación ,…. quedando vacíos y a merced.
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