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Por qué hay gente que decide no bañarse en semanas? Creerán agradable la forma loca en que la epidermis libera costras vikingas y las devora como los famosos niños envueltos de repollo y carne picada?
Por qué será que a mi me repugna la bolognesa? Será por que en mi vida pasada fuí una cruel asesina a sueldo que se descostillaba de felicidad y disparaba a través de los poros placer, al ver morir un pobre e insignificante gusano?
Por qué Hitler era tan hijo de puta? Realmente la maldad humana puede llegar a un grado tan elevado del ascensor de la profesía del no nacido, como para que Dios mismo le corte las alas a un angel de pacotilla?
Yo creo en las hadas? Tengo tantas dudas en mi cabeza en este momento, que prefiero preguntarme estas cosas, para no necesitar respuesta alguna y que éstas no tengan que ser refutadas con nada. Ni porqué todo me sale tan como la mierda. Pero si soy tan joven, tengo tantas caídas por delante. Aunque me rompe tanto las pelotas que sean todas en un mismo fin de semana y por el efecto del alcohol, que prefiero no mirarme los moretones. Ni a empresarios de Pantene que quieren contratarme al tocar las puntas florecidas de aquella pelota anti stress que en ese caso era mi cabeza. No quiero mirar la hora y darme cuenta que la estoy perdiendo tan fácilmente en tantas pelotudeces, que no voy a tener ni tiempo para pensar en mi muerte. Y pienso en eso y mi cabeza genera anti cuerpos anti fashions, y necesito defenderme ante el ataque psicológico de alguna forma sana que no sea con drogas. Entonces decido dormir. Aplico la filosofía del pequeño Nemo en el mundo de los sueños, que vuela en zeppelin, que se transporta en una cama con patas tan largas como las de una jirafa deforme, y que, lo mejor de todo, anda en pijama todo el día. Que vida hermosa que lleva ese pendejo. Cae de su cama, se da cuenta que era todo una mentira, y su mamá le trae morfi o cosas para que juegue con su cola. Él es tan feliz, que ni se da cuenta los tesoros que guarda el mundo de las caricaturas. Japón no me apetece, no me llama, no me registra ni me perfila el contorno de los ojos con tinta china. Solamente no me qiero morir.
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