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En “Rouge intérieur”, el rostro de una mujer emerge de las sombras, marcado por una simbólica banda roja que recorre su mirada y su alma. El contraste entre el negro profundo, el rojo incandescente y los toques de naranja y verde crea una vibrante tensión entre silencio e intensidad, cierre y despertar.
Los signos gráficos —cruces, caracteres, rasguños— evocan el lenguaje interior del dolor y la fe. La densa textura, trabajada con espátula y paleta, dota al retrato de una cualidad viva, casi espiritual.
Cuestiono la dualidad entre la fuerza exterior y la vulnerabilidad interior: el rojo no es solo el color de la sangre, sino también el del corazón palpitante, de la verdad íntima que se niega a ser silenciada.
Esta pintura habla de la lucha silenciosa que cada uno de nosotros lleva dentro, del coraje para permanecer fieles a nuestra esencia en medio del caos. “Rouge intérieur” es ese fuego silencioso que nos mantiene en pie.
Desde hace 30 años intentando buscar de generar emoción a través de mis pinturas en grandes formatos a veces de forma emocional y otras de forma más viva.
Preferencia por dar vida y luz a las miradas intensas para que puedan generar al espectador una atracción especial.
Normalmente utilizo la técnica mixta combinando diferentes pinturas al óleo, plásticas, con aceite y perfilando con carboncillo, pasteles; siempre con la inquietud de buscar texturas que busquen impactar con mas luz y sombras en el cuadro.
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