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Esta pintura al óleo sobre lienzo transporta al espectador a un sereno estanque de nenúfares. La vibrante composición, llena de vida, captura la interacción de luz, color y textura.
El agua ocupa la mayor parte del lienzo, pintado con una rica paleta de azules y verdes. Pinceladas sueltas y visibles crean reflejos dinámicos y un sutil movimiento superficial. Grandes nenúfares flotan en el agua, guiando la mirada.
En el centro de la composición, emerge un delicado nenúfar blanco y rosa, cuyos pétalos están pintados con luz para crear volumen. Esta flor es el punto focal, un símbolo de pureza que contrasta con la vibrante atmósfera del entorno.
La obra utiliza empaste para dar textura a las hojas, mientras que pinceladas más fluidas se encargan del agua. La pieza transmite una sensación de calma, frescura y contemplación, invitando a sumergirse en la serena belleza de la naturaleza.
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Argentina
