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Esta pintura transmite la intensidad y elegancia del baile flamenco a través de la figura de una bailaora que ocupa el centro de la composición. Vestida con un impactante traje color violeta adornado con volantes, la protagonista destaca por la postura de sus brazos: uno elevado con gracia, el otro abrazando su torso, en un gesto cargado de fuerza expresiva. El movimiento del vestido parece envolverla, formando un oleaje de telas que sugiere dinamismo y pasión. El fondo oscuro, casi etéreo, permite que la luz bañe solamente la figura, realzando sus contornos y sumergiendo al espectador en la atmósfera teatral e íntima del flamenco. La danza cobra vida en cada pincelada, evocando la entrega, el arte y el misterio propios de este género tradicional español.
Mi trabajo es el reflejo de un espíritu autodidacta y explorador del inmenso océano de conexiones entre naturaleza, humanidad y cosmos.
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Cuba
