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Esta obra sumerge al espectador en un universo onírico donde lo marino y lo arquitectónico se entrelaza. Diversos caballitos de mar de colores variados parecen flotar y jugar entre arcos de piedra, en un cielo que evoca la profundidad del océano con matices de azul y violeta. La combinación de elementos naturales con estructuras clásicas crea una atmósfera mágica y surrealista, invitando a la reflexión sobre la conexión entre la vida, la naturaleza y el paso del tiempo.
Mi trabajo es el reflejo de un espíritu autodidacta y explorador del inmenso océano de conexiones entre naturaleza, humanidad y cosmos.
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Cuba
