El pintor Javier Cabo ofrece una versión plástica de la realidad a través de un arte figurativo que lleva hasta la frontera de la abstracción. Camino que recorre para experimentar el espacio, el relieve y la geometría de la materia artística.

Amazona. Javier Cabo

Amazona. Javier Cabo

Su obra se inspira en el soplo renovador de las corrientes de comienzos del siglo XX. Halla en ellas los elementos que necesita para reflexionar y estudiar el carácter esencial de formas y estructuras. En este sentido, desarrolla su trabajo a partir del cubismo, aunque también se aprecia cierta influencia de los movimientos futurista y surrealista.

Bosque. Javier Cabo

Bosque. Javier Cabo

Para confeccionar sus obras Javier Cabo se fija en motivos que extrae de lo cotidiano, sugeridos por la realidad y filtrados por su imaginación. Estos pueden ser desde aquellos que encuentra en escenas de ocio en la playa, en alamedas o en una partida de ajedrez. Cualquier tema que le llame la atención y que le permita practicar un lenguaje fundamentado en líneas, planos, formas y colores. Elementos que se relacionan entre sí y con los que juega a descomponer y volver a construir el espacio.

Ajedrez. Javier Cabo

Ajedrez. Javier Cabo

Surgen, así, sus figuras, partiendo de planos con cierta tendencia hierática y de una imponente presencia. Monumentalidad que refuerza con el volumen conseguido del lijado, del uso de las espátulas y de los cortes a los que somete a sus dinámicas composiciones.

Playa. Javier Cabo

Playa. Javier Cabo

Y, que igualmente, suaviza con delicadas transparencias en tonos azules y blancos que aportan una sugerente luz. Una luz que guarda un enfoque plenamente cubista, convirtiéndose también en forma, y que retiene el ánimo particular de cada momento. Asimismo, el pintor procura crear fuertes contrastes empleando, sobre todo, verdes, azules y ocres de pigmento con gran peso que otorga mayor expresividad y densidad a la materia artística.

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