William- Adolphe Bouguereau (La Rochelle, 1825-1905), encarnó el estereotipo de artista académico perfecto. Su exquisita técnica y su minucioso trazo son dos de las características que definen su obra. Presentamos seis cuadros para conocer su pintura.

Igualdad ante la muerte. 1848. William- Adolphe Bouguereau

Igualdad ante la muerte. 1848. William- Adolphe Bouguereau

Igualdad ante la muerte (1848)
Sometido a una gran presión familiar por triunfar, Bouguereau tuvo prisa por darse a conocer. Este es su primer cuadro importante realizado con 23 años mientras aún era estudiante de la Escuela Bellas Artes de París. Con este impactante y monumental lienzo, que representa a un ángel de la muerte cubriendo el cadáver desnudo de un joven, participó por primera vez en el Salón. Una obra en la que remarca el carácter ineludible de la muerte en forma casi de advertencia. No habla de una igualdad política o social, sino de sus inquietudes personales. Asimismo, se descubren una serie de influencias vinculadas al purismo del neoclasicismo inglés o la intención dramática de los románticos.

Dante y Virgilio. 1850. William- Adolphe Bouguereau

Dante y Virgilio. 1850. William- Adolphe Bouguereau

Dante y Virgilio (1850)
Después de su gran éxito con Igualdad ante la muerte (1848), Bouguereau quiso más y creó un cuadro todavía más monumental donde recrea el drama de Dante. Lo hace con formas llenas de dureza y fuerza. Unos parámetros estéticos con los que experimenta la deformación expresiva y un severo contraste cromático, aproximándose a los escenarios trágicos de Füssli o Blake. Sin embargo, estas formas no serán habituales en su pintura, tratándose de un episodio aislado en su carrera.

El Asalto. 1898. William- Adolphe Bouguereau

El Asalto. 1898. William- Adolphe Bouguereau

El Asalto (1898)
Bouguereau fue un pintor con una gran sensibilidad hacia los gustos del público y con gran acierto, pues, solía darles aquello que más les gustaba revestido de un ligero simbolismo y su virtuosa técnica. Esta es una de esas composiciones que tanto éxito comercial le dieron al artista, en particular, de la clientela americana. Tema y forma buscan conquistar al espectador. El tema, el despertar del amor, atraía y mucho. Y, aún más, el ambiente mitológico en el que sitúa la escena, llena de delicadas y sugerentes reminiscencias a la Antigüedad.

Las Oreadas. 1902. William- Adolphe Bouguereau

Las Oreadas. 1902. William- Adolphe Bouguereau

Las Oreadas (1902)
Se trata de un de los mejores ejemplos que muestran su ideal de una pintura academicista. Como en algunos de sus cuadros, la mitología es la excusa para enseñar su maestría en el dibujo, siendo capaz de recoger todas las actitudes del cuerpo humano. Igualmente, le deja trabajar el registro erótico con total libertad, sin caer en ningún caso en la obscenidad. Aquí se produce el encuentro idóneo entre imaginación, sensualidad y poesía, acompañado por el extraordinario paisaje crepuscular de tintes simbolistas del fondo.

¡Compasión! 1897. William- Adolphe Bouguereau

¡Compasión! 1897. William- Adolphe Bouguereau

¡Compasión! (1897)
Pieza esencial que ahonda en el lado más íntimo del pintor francés. Realizada sin atender a ningún encargo, la obra subraya la dimensión trágica inherente al episodio de Cristo en la cruz y permite, además, revelar una dolorosa obsesión por la muerte. El artista a lo largo de su vida tuvo que afrontar la muerte de sus cuatro hijos y la de su esposa. Por otra parte, quizás, sea con este trabajo con el que más se aleje de los valores academicistas tanto en el tema como en el formato, el dibujo y la ejecución.