© Todos los derechos reservados
Inspirado, quizá, en la obra de Ramón Cué, este Cristo muestra dos tipos de fractura. Una parece ocasional, la otra, intencionada, como dos tipos de pecado. Pero abre los brazos, para caer abrazando, sin importarle terminar de destrozarse. Y una nota musical en la herida de su costado...
Ver más información de Diego M. García Arroyo