El Aguafuerte

• País: España
• Categoría: Grabados
• Técnica: Aguafuerte
• En Artelista desde: 20 de junio del 2010
• Etiquetas: radierung, ofort, lepty, lept, jedkanje, gravure

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No vale con exponer los problemas que nos podemos encontrar al confeccionar un grabado al Aguafuerte. Con razón se dice que una imagen vale más que mil palabras. En el ejemplo que muestro, dos grabados de prueba realizados sobre la misma plancha, uno con papel de lija y el otro exclusivamente mediante trazos entrecruzados, podemos apreciar lo siguiente: En un aguafuerte se necesita habitualmente un dibujo previo, que podemos trasladar a la plancha colocando la lija número 800 sobre el barniz que cubre la matriz y calcamos mediante presión el original. Una sencilla corrosión en el medio acidulado nos procurará la huella del dibujo, que podemos utilizar posteriormente para evolucionar, ya sea a la punta seca, al aguafuerte o a la aguatinta. Por este medio no se borra el dibujo previo, al poner el barniz lo vemos perfectamente a modo de puntilleado.
En este caso trabajé con un dibujo que según cuentan realizó Rembrandt. Al parecer nunca llegó a grabarlo. Mi idea al utilizarlo consistía en imitar al maestro. No lo he acabado aún pero basta observar el boceto para apreciar que se presta perfectamente para continuar trabajando en él con cualquier otro método, especialmente a la aguatinta, que haría desaparecer el punteado integrándolo en la trama final.
Del otro aguafuerte, en el que podemos apreciar una amalgama de líneas que se entrecruzan en diagonal, en vertical y en horizontal, podemos extraer lo siguiente.
Aunque he utilizado la misma aguja para realizar todas las líneas, como pueden apreciar es sumamente difícil conseguir que todas guarden idéntico grosor. De ello depende la película de barniz con que protegemos la plancha, si es muy gruesa o muy fina, de la presión realizada al dibujar los trazos con la aguja, e incluso de la inclinación del punzón. Sin embargo, lo más complicado de todo consiste en conseguir que esas líneas sean paralelas entre si y guarden la distancia correspondiente entre ellas.
La imagen se obtiene reservando con barniz las zonas que van a procurarnos el blanco. Se procede a morder la plancha unos minutos y a continuación secamos y tapamos el tono siguiente. De ese modo, poco a poco, cubriendo y mordiente la plancha se consigue una variada gama tonal. Este método nos indica que es posible confeccionar un aguafuerte en su totalidad y luego extraer los tonos haciendo que el ácido corroa unas zonas con más virulencia que otras, es decir, controlando las mordidas. También se puede hacer a la inversa. Primero dibujamos lo que va a ir en negro, mordemos, limpiamos, barnizamos de nuevo y procedemos a dibujar el tono siguiente. Los tonos suaves mordidas suaves y los tonos fuertes corrosiones potentes. Es así de simple. Como sucede con la aguatinta, para que no exista excesiva diferencia tonal entre un tono y el que le sigue, lo único que tenemos que hacer es no doblar jamás los tiempos. Si un trazo nos llevo diez minutos de corrosión, para que el siguiente no cante demasiado a causa de la potencia del trazo, lo que tenemos que hacer es no superar los 20 minutos. el decir, doblar los tiempos.
Si la primera mordida fue de 1 minuto, la segunda lo será de 2, luego 4, 6, 12, 24..., y así sucesivamente.
Personalmente me gusta empezar con los tonos más delicados, lo que me facilita un dibujo previo, y posteriormente le voy añadiendo los trazos más fuertes, hasta llegar a los trazos que han de rendir más oscuro. Como podéis ver las posibilidades son numerosas.
Para que una trama no sea tan irregular como la que muestro como ejemplo, podemos hacerla a lo loco, aleatariamente, rayando el barniz de manera incoherente. Un cepillo de púas de acero puede ser útil para ese menester.
Un grabado abstracto nos permite jugar con una gama increíble de posibilidades a la hora de obtener efectos. Este puede ser uno de ellos.
Hacer toda clase de pruebas puede resultar enriquecedor para quien disfruta con el grabado.
Un saludo.