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Hermes, dios mensajero de la mitología griega, es también el guía de las almas hacia el inframundo. Esa faceta de psicopompo me resulta especialmente sugerente, pues en todas las culturas aparece un equivalente: el cuervo, el perro negro, el búho… símbolos del tránsito hacia lo desconocido.
La obra contrapone dos fuerzas: Hermes, como liberación y vuelo, y Caronte, como tránsito inevitable. Entre ambos se abre un espacio de tensión entre vida y muerte, movimiento y quietud, libertad y destino.
Soy artista y restaurador madrileño, formado en Bellas Artes en la UCM y como copista en el Museo del Prado.
He trabajado como ilustrador, diseñador web y creador de storyboards.
Actualmente desarrollo "El error de Prometeo", una investigación artística que une cuerpo, movimiento, música y espacio.
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