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Esta obra, creada con pintura acrílica sobre lienzo, representa un primer plano de un rostro femenino parcialmente cubierto por una capucha oscura. La figura se muestra en una posición inusual, casi invertida, que añade una sensación de misterio y vulnerabilidad. El estilo es expresionista, con pinceladas visibles y una paleta de colores rica en contrastes, donde los tonos terrosos de la piel contrastan con el azul intenso de la capucha y el blanco grisáceo del velo. La mirada de la mujer, aunque entrecerrada, transmite una profunda intensidad, y sus labios, pintados de un rojo vibrante, sugieren una emoción contenida. La composición deliberadamente asimétrica refuerza la idea de intimidad revelada: un instante capturado entre la ocultación y la exposición. Busqué capturar no solo una imagen, sino una emoción, una atmósfera de introspección y cierta melancolía.
Barcelona, 1968. Nací en una ciudad llena de luz y contrastes, y creo que eso se refleja en mi trabajo. Nunca pensé que sería pintor, la verdad. Fue más bien una intuición, una llamada que empecé a seguir hace ya cuarenta años, aunque de manera un poco irregular, más como un acompañante fiel que como una profesión a tiempo completo. Estudié en una escuela de arte, y allí aprendí las bases, las técnicas, pero lo más importante fue que me abrieron los ojos a ver el mundo de otra manera.
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