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Esta pieza es una meditación sobre el crepúsculo de la existencia humana, un
poema visual que explora la delicada transición cuando uno se desvanece en la
tierra, regresando al polvo de donde venimos. Sin embargo, incluso cuando ese
individuo desciende, su legado, sus descendientes, miran hacia arriba, hacia el
futuro, llevando la antorcha de la vida hacia adelante.
Mi inspiración para este trabajo fue profundamente personal, una reflexión
sobre la naturaleza cíclica de la vida y el inevitable paso del tiempo. A menudo
he contemplado la naturaleza efímera de nuestra existencia, la forma en que
estamos aquí por un breve momento, como una puesta de sol fugaz. Esta
contemplación me llevó a explorar la metáfora visual del sol poniente, un
símbolo universal del crepúsculo de la vida.
Con esta pieza, espero evocar una sensación de contemplación en el
espectador. Es un llamado a reflexionar sobre la belleza de la existencia, sobre
el legado que dejaremos atrás. Más que nada, espero que sientan una
sensación de conexión con el pasado, un reconocimiento del presente y
esperanza para el futuro.
Los materiales y técnicas que elegí fueron deliberados y esenciales para
transmitir la profundidad de la emoción que quería capturar. El acrílico y la tinta
sobre papel Fabriano Pittura me permitieron lograr una textura y profundidad de
color únicas. La fluidez y translucidez de los acrílicos me permitieron crear la
calidad etérea y onírica que imaginaba, mientras que la tinta añadía un toque
delicado, casi espiritual.
Los colores naranjas, con sus sutiles transparencias y su luminosidad apagada,
recuerdan intencionadamente al crepúsculo. Los azules grisáceos evocan la
naturaleza efímera de la existencia humana, mientras que el verde casi
transparente es un guiño directo al ocaso de la vida, ese momento conmovedor
en el que el día se rinde con gracia a la noche.
El tema, el ciclo de la vida, es a la vez atemporal y profundamente personal. Es
una experiencia humana universal, sin embargo, el viaje de cada individuo es
único. Mi estilo, que combina elementos del arte abstracto y figurativo, me
permitió expresar este concepto complejo de una manera que es visualmente
atractiva y emocionalmente resonante. Creo que el arte tiene el poder de
inspirar, de provocar la reflexión y de ofrecer consuelo. Con esta pieza, espero
contribuir a esa tradición, invitando a los espectadores a contemplar la profunda
belleza del crepúsculo de la vida.
Volodia Mesa Alvarez (Cienfuegos, Cuba, 1980) muestra en sus trabajos muchos de sus sueños y anhelos, siendo tres los temas principales que prefiere abordar: la realidad social contemporánea; la belleza y cuidado del ecosistema; y el preferido y más complejo de expresar, los pasajes bíblicos que han impactado al artista a lo largo de su vida.
Muchas de sus obras emplean diálogos que establecen una relación simbiótica de comunicación a través de sugerencias de mundos y formas, en las cuales el observador se vuelve partícipe, buscando primeramente, y luego encontrando lo que puede ser la propia realidad.
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