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Las cortaderas se presentan despojadas de su contexto habitual. Lo vegetal se transforma en trazo, gesto y presencia suspendida. Cada parte del díptico encarna una energía distinta: una más vertical e íntima, otra más abierta y enraizada. Juntas crean un equilibrio sutil entre lo etéreo y lo terrenal.
La obra reinterpreta lo botánico desde la abstracción, convirtiendo lo natural en símbolo. Transforma el espacio con elegancia, serenidad y fuerza visual.
STATEMENT
Me interesa capturar la presencia de las cosas cuando se despojan de lo anecdótico y se sitúan en estado meditativo. El tiempo en mi obra no avanza: se suspende. Busco ese punto en que lo visible se afirma y, al mismo tiempo, se diluye; donde lo que es, convive con una vaga sensación de lo que podría no ser. Mi trabajo habita esa frontera sutil entre la nitidez y el sueño.
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