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La Diosa del Arpa está inspirada en la mujer indígena, en su piel canela que guarda el sol de la tierra y en su mirada llena de sabiduría ancestral. Ella encarna el amor por la música, la conexión con la naturaleza y la fuerza espiritual de su cultura.
A través de las cuerdas del arpa, su alma canta las memorias de su pueblo: melodías que cuentan historias de amor, de lucha y de esperanza.
Su presencia es un tributo a las mujeres que conservan sus costumbres, que transforman el silencio en arte y que mantienen viva la herencia de sus ancestros.
La Diosa del Arpa no solo toca la música, la siente, la respira y la convierte en un canto eterno a la vida y a la tierra que la vio nacer.
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