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A veces, de los toreros sólo se ven, como fucilazos, los destellos de su vestido de torear, cuando buscan la obscuridad para evadirse y meditar en soledad; cuando a su mente y a sus pensamientos les invaden los miedos y, por supuesto, los sueños de triunfo. Obra inspirada en fotografía original de Paloma Aguilar
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