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La imagen muestra una pintura abstracta con texturas rugosas y una paleta terrosa —predominan los marrones, ocres, grises y blancos— que evocan la apariencia de una roca o una superficie erosionada. Sin embargo, al observar con atención, se percibe una figura que sugiere un rostro humano emergiendo de la materia:
En la zona central-superior parece formarse una mirada con ojos insinuados, uno más definido que el otro, como si el rostro estuviera medio oculto bajo capas de tierra.
En el centro se insinúa una nariz, difusa pero presente.
Y más abajo, una boca apenas delineada, que da la sensación de estar entreabierta o en un gesto sereno.
La obra transmite una mezcla de misterio, antigüedad y naturaleza, como si el rostro perteneciera a un espíritu petrificado o un eco ancestral atrapado en la piedra.
Inicié esta andadura con el pastel, donde plasmé principalmente marinas de mi playa natal: la playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria. Más adelante realicé una leve incursión en la acuarela y posteriormente dediqué unos años a la pintura al óleo. En la actualidad trabajo con técnicas mixtas pinturas acrílicas que fusiono con diferentes materiales.
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