El Bosque Soñado, CEA

Daniel Martín Cea es un pintor vallisoletano de formación autodidacta que practica un hiperrealismo a su manera. Esto es que compone sus cuadros con objetos reales, pero sacados muchas veces de su imaginación.

Sus pinturas son como un espejo, uno creería estar mirando un reflejo, en lugar de un cuadro. Este efecto se ve pronunciado por el uso convincente de la luz, diríase más brillante que la iluminación real, como ocurre con las superficies especulares, que condensan diferentes puntos de luz.

Estos juegos lumínicos son especialmente ricos cuando se crean sobre el agua, motivo recurrente del pintor. Cea maneja con talento el efecto de las transparencias. Su obra Los pies en el agua es un buen ejemplo. Se puede apreciar el fondo rocoso del río, bajo un manto acuoso y transparente, que se va haciendo poco a poco más opaco, hasta reflejar el verdor de la vegetación circundante, de un modo que en verdad creemos ser nosotros quienes sumergimos nuestros pies en la orilla.

El artista demuestra un buen dominio de la figura humana, que no se traduce en gestos forzados, aunque en ocasiones lo sean un tanto, sino que transmite la misma naturalidad de los objetos inanimados, que uno creería poder tocar con solo alargar la mano. 

El paisaje es un género en que se mueve con soltura. En su repertorio encontramos escenas de gran expresividad, como El bosque soñado, en la que un mágico tratamiento de la luz que se filtra por entre los árboles produce la ilusión de hallarnos en un paraje secreto que, como un espejismo, se abre ante nuestros ojos. 

También en su producción hay bodegones a partir elementos naturales, como doradas hojas caídas o grisáceas piedras, y también de objetos cotidianos, como unas zapatillas, una revista o una simple lata de cerveza. Composiciones que parecen querer decirnos que hallar la belleza en aquello que nos rodea solo depende del cristal con que miremos.  

 

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