Sobre la tapa del piano de La lección de música, el pintor barroco Johannes Vermeer dejó escrito en latín “La música es compañera de la alegría y bálsamo contra el dolor”. Este apego por lo musical no se basaba únicamente en un gusto particular de Vermeer, sino que correspondía a un sentimiento compartido entre las élites de la sociedad neerlandesa del siglo XVII.

La lección de música. Hacia 1660. Johannes Vermeer

La lección de música. Hacia 1660. Johannes Vermeer

En esa época, la música ya era la encargada de amenizar aquellos eventos de que guardan cierto carácter positivo, como la firma de un contrato, o festivo. Por ello, era habitual que tanto Vermeer (Delft, 1632- 1675) como sus contemporáneos recogieran en gran parte de su trabajo escenas sobre música. Muchas de las cuales son protagonizadas por mujeres tocando algún instrumento o recibiendo clases magistrales. De esta manera, se unía la belleza y el arte del amor y del ocio, simbolizado en la música.

Joven sentada tocando el virginal. Hacia 1670- 1672. Johannes Vermeer

Joven sentada tocando el virginal. Hacia 1670- 1672. Johannes Vermeer

De su escasa producción, 35 en total, destacamos cinco cuadros del artista barroco que versan sobre este tema. Dos versiones muy diferentes de una joven tocando el virginal que pintó hacia 1670- 1672, La lección de música (hacia 1660), perteneciente a la colección personal de la reina Isabel II de Inglaterra, Muchacha joven tocando el teclado del virginal (hacia 1670- 1672) y La guitarrista (hacia 1672).

Joven sentada tocando el virginal. Hacia 1670 - 1672. Johannes Vermeer

Joven sentada tocando el virginal. Hacia 1670 – 1672. Johannes Vermeer

En ellos, recrea escenas íntimas que se hacen eco con detalle del lujo de las habitaciones que representa y los vestidos y los complementos de las mujeres que hacen sonar los instrumentos de sus lienzos. Estos incorporan a las obras un universo que parece destapar fantasía y sentimientos afectuosos acogiéndose a la calidez y candidez que desprenden las piezas. Pues, como decimos, quien toca el instrumento suele ser una joven muchacha de apariencia ingenua. Dulzura e inocencia que se incrementa en La Lección de música cuando toda la atención de la muchacha recae en su profesión, demostrando de esta forma, también, su gran admiración.

Muchacha joven tocando el teclado del virginal. Hacia 1670- 1672. Johannes Vermeer

Muchacha joven tocando el teclado del virginal. Hacia 1670- 1672. Johannes Vermeer

Su intención cromática, en particular, los amarillos de oro o los azules de plata, tan llenos de luz y tan característicos del trabajo de Vermeer, ensalzan estas obras maestras en las que música y luz se complementan para compartir la batuta de la composición. El maestro barroco buscaba, asimismo, jugar con las formas geométricas, algo que fascinaba a muchos artistas del norte de Europa y que, en época de este pintor, guardaba un estrecho vínculo con la música guiándose por los mismos principios cosmológicos. En concreto, los instrumentos de cuerda que, además, le resultaban idóneos para conseguir la armonía de sus piezas.

La guitarrista. Hacia 1672. Johannes Vermeer

La guitarrista. Hacia 1672. Johannes Vermeer