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Esta obra es una pintura abstracta de gran fuerza visual. Sobre un fondo oscuro, casi nocturno, emergen verticales líneas de color que parecen chorrear o descender como hilos de energía. Predominan tonos intensos de rojo, verde neón y blanco que contrastan con la profundidad azul y negra del lienzo, creando la sensación de lluvias de luz atravesando la oscuridad.
La textura gruesa y rugosa del fondo sugiere materia en movimiento, mientras las líneas verticales evocan tanto gravedad como ascenso espiritual. El efecto general es dinámico, como si la pintura capturara un instante efímero de luz desgarrando las sombras.
Mi trabajo se mueve entre la abstracción y la expresión, buscando transmitir sensaciones más que representar realidades. Cada trazo, cada textura y cada contraste de color nace de la necesidad de explorar lo invisible: aquello que sentimos, pero no siempre podemos nombrar.
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