La artista argentina Nadia Martina Michelin (Buenos Aires, 1981), que vive y trabaja en Italia, realiza una original pintura entre expresionista y naif, que se dice en los límites entre la fantasía y la realidad.

Pintura intuitiva. Así lo llama ella. Son como coloristas viñetas de una historia gráfica, bastante narrativas pero sin resultar de fácil consumo. Tienen un toque de misterio, de ensoñación, que nos invita a preguntarnos por lo que está ocurriendo más allá de lo que percibimos. Como ocurre con el Realismo Mágico, al que asocia su obra.

Juegos de niños, escenas urbanas o a la orilla de mar… figuras siempre en movimiento, que tienen un relato que ofrecer. A veces mitológico, una adaptación de las fábulas de Apolo y Dafne, de Amor y Psique o del Rapto de Europa a la cotidianeidad de cualquiera de nosotros.

La técnica de Michelin es mixta, utiliza acrílico, tempera sobre tela, papeles de periódico que a veces asoman bajo el pigmento, adheridos al cartón, o tabla. La textura es de collage, rugosa como los surcos que deja la vida en el rostro.

El músico, El ciclista, La línea del destino son obras que recuerdan a las vistas urbanas del expresionista alemán Grosz, aunque despojadas de su dramatismo.

La obra de Michelin trata de la magia en las cosas cotidianas y de sentimientos como el amor (Los enamorados, Padre e hijo). Despide optimismo, aunque a veces sea un tanto melancólica. Destaca su serie de “retratos interiores”: efigies de grandes ojos por los que se escapa el alma del retratado.

La artista, que estudió arquitectura, ha expuesto en espacios de Argentina, Francia y Alemania y ha recibido diversos premios de dibujo.

¿Qué os parece su obra? ¿Qué os inspira? ¡Nos interesa vuestra opinión!

 

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