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Hay días, (o mejor dicho, noches) en que Timoteo es el úlimo en abandonar el local.
Conforme pasa el tiempo se va quedando amorrao a la barra, sumido en sí mismo, casi subsumido por entero. Se podría pensar en un soufflé que una vez fuera del horno se vacía de aire y aparenta la mitad, lo que de alguna manera arruina las expectativas que levanta mientras lo esperamos, girando bajo la luz color caramelo del horno.
No es justamente que no quiera o no le apetezca decir nada. Es más bien que no se siente escuchado y menos a estas horas, cuando están recogiendo.
Sus cambios de impresiones, sus charletas, son distintos según se trate de Jorge, el encargado del turno de tarde o de Alex, que es un polaco al que al principio creyó noviete de Jutta.
Era fácil de pensar en una cosa así porque el tal Alex, cuando se dirigía o daba alguna instrucción a Jutta era todo \"cariño por aquí, cariño por allá ...\" Y, por otro lado, si Teo y Jutta intercambiaban algún comentario enseguida percibía clavados los ojos, -la mirada ligeramente turbia- del jovenzuelo en su cara. En alguna parte de su persona, aunque no en sus ojos directamente, ¡claro que no !: \"No hay güevos\", pensaba Teo cada vez que esto ocurría. De eso y algún detalle más dedujo un noviazgo, que, de haberlo, era contra natura. Vamos, en resumidas cuentas, le diría a alguien si le escuchara : \"que los polacos y los alemanes nunca han partido peras a gusto\". ¡Ja!, más bien lo que se han partido era la cara !\"
\"Pero claro, los pueblos tienden a olvidar su propia historia\"\" ¡Qué sabrán estos del Pacto Ribbentrop-Molotov!\" solía decirse.
Y a tenor de este tema (\"y sin embargo ...\", pensaba) , más de una vez se vio reviviendo mentalmente aquella bella historia de amor de postguerra que protagonizaron Alain Delon y Romy/\"Sissí Emperatriz\" Schneider. La Europa que leía las revistas y / o iba al cine estaba entusiasmada con aquellos dos jóvenes. ¡Qué mejor que el amor para olvidar odios, para curar las heridas de una guerra! No pudo contar la Europa devastada con mejor discurso para afrontar un futuro de esperanza color champán rosa.
Los dos eran guapos. Jóvenes guapos, limpios, y hasta parecían estar protegidos por un aura de \"natural\" ingenuidad juvenil que los inmaculaba ante cualquier fealdad existencial. Y ésta, bien sabe todo el mundo, era melaza que empezaba a contar con degustadores de toda laya.
Ahora bien, con aquel espejo donde mirarse sin estrabismos, sino azul directo contra azul, la nueva Europa iba a ser por fuerza distinta. Y feliz. Aquel par de pichones bien podían resultar el modelo de cómo serían los nuevos europeos - todos los europeos - , o sea : guapos, \"incluidos nosotros\" se decía Timoteo : pulcramene aseados, con dinero para gastar, sin flemones, ni dientes cariados ... , dulcemente desenfadados, y yendo de aquí para allá con un copa de champagne en la mano derecha y con la otra al volante de un deportivo descapotable. Sin importar muy bien adónde. Aunque la verdad, visionando al tal Delon en el curso de estos pensamientos, no tenía más remedio que asumir con mucho desaliento que a él, Timoteo, ya no le podía tocar mucho de ese premio. Esa especie de estupendicidad uniformemente repartida requeriría al menos el paso de un par o tres de generaciones. Él, que apenas habría nacido cuando los neobellos europeos, le quedaban unos años para alcanzar el control de su vida como el que mostraba aquella pareja de revista, pensaba entonces. Sin embargo pensaba también que, aun en llegando a la mágica cifra de los 20 y los mejores años de su vida a continuación, como mucho, se iba a tener que contentar con algo así como una \"pedrea\" de un premio larga y pacientemete esperado. Él, lo más a lo que podría aspirar -pensaba- era a ir revistiéndose de una maneras, de unos aires. También estaba la ropa, la manera de moverse, de sonreir ... Todo ello conforme a lo que veía en la parejita - recordaba años más tarde - , en esos dos cuando aparecían en público. Incluso puede que ya tuviera sacado el carnet de conducir y se hubiera comprado un coche.
Claro, que estaba lo de las gafas ... Bueno, \"también James Dean usaba gafas pero no se mostraba en público con ellas\", se consolaba. Una vez vio una fotografía del tal Dean con gafas de miope puestas y cara de pocos amigos. Estaba tomada por la noche en algún sitio. Timoteo, pensó de inmediato que aquel fulano debía llevar una endiablada doble vida.
Ahora bien, lo de \"volverse guapo\" -no hacía falta que tanto como Delón- ,crecer un par o tres de centímetros más (no sabía -ni sabe hoy tampoco- la estatura del francés), y contar con un manojo de alemanas para salir una tarde que otra ... Pssschffff, eso ya no, no; había que ser realista. \"Eso - se repetía- ,lo disfrutarán los españoles de dentro de 30 ó 40 años\".
Por aquel entonces Timo no usaba barba, ¡ lógicamente ! Es más, cuando hubo de empezar a afeitarse el belfo que empezaba a sombrearle el labio superior, lo hacía con total aplicación, buscando cualquier otro pelillo que puediese aparecer, ora en el mentón, ora en las mejillas, para rebanarlo. Y consecuentemente, cuando años más tarde ya fue hombre del todo, dejaba rala la mejilla para recibir con todo matiz de dulzuras los besos femeninos que habrían de venir. Los que pudieran caerle, o que él ¡qué coño!, ganara en buena lid.
Pero el tiempo que sólo nos pareció feliz porque fue pasado, en su caso sólo lo fue haciendo mayor y ya en situación de poder atisbar la grisura de la vejez asomándose. Feliz era, bueno al menos en esto no tituveaba, eso, cada vez que ganaba su Real Madrid. ¿ Por qué era feliz ?- se preguntaba - \"No sé, porque gano\" le respondió a un amiguete que coleccionaba fósiles un día que le hizo esta misma pregunta.
Entretanto, ese tiempo, que lo fue alejando paulatinamente de la niñez a su adolescencia hizo que fuera olvidando, no sin nostalgia, al contubernio franco alemán. Y, mientras aquél se alejaba o simplemente -literalmene- se disolvía, lo que venía delante traía al menos la contundencia del presente, de su presente. Su presente y la ilusionante idea de un futuro para los que, como a él, les iba llegando el turno.
Y de pronto, como de un nuevo tirón, vio que aquellos Adamos, Johnny Hallidays con sus Vartanas, aquellos Doménicos Modugnos y tal ... también iban quedándose rezagados cuando no perdidos finalmente de vista y olvidados. Sí, \"Capri c´etait fini, ¡fini!\".
Muchas empolladas y vacaciones de pueblo habrían de transcurrir. Vacaciones de curso, de verano\"todo aprobado\" con los Fórmula V, los Diablos, los Canarios, bendiciendo aquel puñadete de veranos con casette.
Y al mismo tiempo, en tanto que aparecían a continuación aquellos Tony Ronald, Jeanettes y demás, que nos pedían ayuda a \"nosotros\" y no a la inversa y a quienes los lugareños de este secarral les parecíamos \"ideales\", las cosas estaban cogiendo la velocidad adecuada.
Y por fin, el día que Timoteo escuchó a un tipo con cara, pelo y bigotes de galo, (de un galo de los del tiempo de Astérix) y que resultaba que era gallego y se llamaba Pablo -y no Paul- , y que cantaba una canción en la que le subía o bajaba una cremallera a una chica imaginaria, a la vez que refexionaba aquello de : \"¡ Amiga ! (ojo al dato : \"novia\" no, -ya no- , \"amiga\") ...¡ hay que ver cómo es el amor! ,
que vuelve a quien lo toooma, gavilán o palooooma, ¡ pobre diablo ! (aquí el Timoteo cerraba los párpados acompañandose de un mohín como de mártir dolorido), yo fui paloma, por querer ser gaviláááán ...\"
Al mismo tiempo arribaron también los italianos, Sandro Giacobe y tal; y hasta unos gemelos que se lo hacían con una chica con la facilidad y pasmoso desentendimiento de \"yo no sabía lo que hacííííía, la vida no la he inventado yoooooo ...\"
Ahora, cuando \"Boney M\" hizo su aparición, ya a lo grande, y a Timoteo le pilló en el viaje de estudios en Mallorca ..., entonces se recuerda Timoteo a sí mismo diciéndose : -\"Vale, ahora es mi turno ...\"
Llevo impresa la luz fría de una mañana de marzo en la alta tierra castellana. He aquí una manera adecuada para un artista de decir que nací en un pueblo soriano, hace ya, ¡ uy, bastantes años !
Sin embargo, es poco lo que permanecí allí y los avatares de la vida me han depositado en Madrid, de donde también soy y ya para siempre.
No tengo formación especial, o mejor dicho, académicamente seguida. Unas temporadas con un pintor madrileño, un paso por la Escuela de dibujo ...
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