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“Calor interior” es un canto al renacer desde dentro. La figura, suspendida entre luces doradas y sombras vivas, parece abrazar su propia llama. En cada trazo arde una emoción que se libera, un fuego que purifica y transforma. Los colores se entrelazan como pensamientos que despiertan, como el pulso íntimo de quien vuelve a sentirse vivo. Es una pintura que respira, que late, que invita a mirar hacia adentro para encontrar allí la verdadera luz.
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