150 obras de Sorolla, algunas inéditas y otras muy poco conocidas, recogen su triunfo en Estados Unidos a través de una exposición organizada por la Fundación Mapfre en Madrid.

Bajo el toldo. Playa de Zarauz. Retrato de su familia. 1910. Saint Louis Art Museum.

Bajo el toldo. Playa de Zarauz. Retrato de su familia. 1910. Saint Louis Art Museum.

Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 1863- Madrid, 1923) ya había conquistado a los americanos antes de llegar allí. Consagrado y aclamado en Europa, el pintor valenciano quiso ser aún más internacional y cruzó el Atlántico. Pero antes que él, habían dado ya el salto algunos de sus cuadros más laureados.
Obras tempranas que desnudaban la realidad social de la época, llevando al lienzo aún la influencia de Velázquez. Sin embargo, Sorolla se presentó en Estados Unidos (en dos muestras en 1909 y 1911) con exultantes imágenes de la España mediterránea más luminosa y optimista. Conquistó así a los americanos y no le faltaron benefactores que aseguraron su triunfo.

En su primer viaje, Sorolla se llevó en la maleta retratos de su familia como reclamo para garantizarse algunos clientes. Y el éxito se convirtió en realidad, incluso el presidente estadounidense William Howard Taft se dejó retratar por él. De los 54 encargos de retrato que obtuvo en su segundo viaje (1911), nos encontramos con una nueva apuesta lumínica del pintor. Empieza a trabajar con una mayor libertad compositiva, donde deja que entre el virtuosismo de las transparencias y las calidades de las telas jugando de forma más atrevida con la luz.

Sala de Emabajadores. Alhambra de Granada. 1909. The Getty Center, Los Ángeles.

Sala de Emabajadores. Alhambra de Granada. 1909. The Getty Center, Los Ángeles.

La pintura de paisaje acompaña a Sorolla hacia su madurez. En 1908, antes de iniciar su andadura americana, viaja con frecuencia a Andalucía donde comienza su evolución. Allí encuentra rincones íntimos para dejarse llevar por la influencia regeneracionista de Aureliano de Beruete y representar la poética del silencio alejándose de la idea folclórica que vestía a España. Testigo de ello fue la Alhambra de Granada.

Dos hermanas. 1909. The Art Institute of Chicago.

Dos hermanas. 1909. The Art Institute of Chicago.

Pero, sin duda, Sorolla sedujo a los americanos con la luz del Mediterráneo vertida sobre sus paisajes de mar y playa. Durante su estancia en Jávea, en 1905, realizó diversas probaturas lumínicas y cromáticas, que forjaron su maestría para reflejar de forma exquisita la luz en los cuerpos sumergidos bajo el agua. Muchas de estas obras se quedaron en el continente americano, en colecciones privadas o museos, otras regresaron a España. Hasta el 11 de enero de 2015, estarán reunidas en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre en la exposición «Sorolla y Estados Unidos, una nueva mirada sobre el pintor valenciano«.