© Todos los derechos reservados
Esta obra es un mandala realizado en técnica de puntillismo, donde el color, la simetría y la geometría sagrada se integran para generar un efecto visual armónico y meditativo. Pintado a mano con acrílicos sobre madera fibro fácil, el mandala se despliega en círculos concéntricos que irradian desde un centro dorado hacia formas y patrones en tonos violeta, turquesa y detalles en dorado, evocando equilibrio y expansión energética.
Cada punto, aplicado con precisión y paciencia, se convierte en parte de una red de símbolos que representan la unidad, el orden del universo y la conexión con lo interior. Los colores predominantes —violeta y azul turquesa— transmiten calma, espiritualidad y sanación, mientras que el dorado en el centro simboliza la luz, la plenitud y el despertar de la conciencia.
Más que una pieza decorativa, este mandala es una invitación a la contemplación, la meditación y el equilibrio energético, ideal para transformar cualquier espacio en un lugar de calma y conexión espiritual.
Valeria Giselle Molina, nacida en el 1993, Buenos Aires, Argentina, 32 años. Obras de oléo, acuarela, tecnicas mixtas, acrilicos. Autodidacta.
Estudió en "Centro Cultural Goya"
Ver más información de valeria giselle molina