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En esta pintura se captura la esencia del campo rural con notable realismo, mediante un uso sincero de la luz y el color que aporta vida a los árboles y arbustos que dominan el paisaje. La atmósfera transmite calma y conexión con la naturaleza, invitando al espectador a sumergirse en la serenidad pastoral. Los detalles meticulosos reflejan tanto la belleza natural como la sosegada rutina del entorno, evocando sensaciones de paz y nostalgia.
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