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La obra presenta un horizonte extremadamente bajo, casi una línea mínima de vegetación oscura en distancia, casi como marisma / humedal. Toda la composición está dominada por un cielo amarillo verdoso, amplio, atmosférico, brumoso… con nubes suaves extendidas horizontalmente.
La mitad inferior del lienzo es reflejo líquido — laguna — agua — pero no literal, sino emocional, con texturas verticales de arrastre que mezclan amarillos, verdes y algunos toques magenta/marrón que emergen como ecos cromáticos del cielo.
Mi trabajo se mueve entre la abstracción y la expresión, buscando transmitir sensaciones más que representar realidades. Cada trazo, cada textura y cada contraste de color nace de la necesidad de explorar lo invisible: aquello que sentimos, pero no siempre podemos nombrar.
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