La falta de inspiración es uno de los grandes frenos de cualquier artista. Cuando el arte no es solo tu vocación, sino también tu forma de vida y tu trabajo, se requiere usar todos los medios disponibles —incluso algunos no disponibles— para poner a funcionar el cerebro: el objetivo último es crear sin esperar la llegada de las musas. Como decía Picasso, que le inspiración te pille trabajando. ¿Pero y si llevas horas y horas en tu taller y no se enciende la bombilla? ¿Y si ya has ido al museo cuarenta veces y nada? Entonces ha llegado el momento de arriesgar: echa un vistazo a estos métodos extraños para encontrar inspiración artística.

Pasar hambre

“Me iba a la cama la mayoría de las veces sin cenar, veía cosas, formas en el techo, y las dibujaba en un cuaderno”. Joan Miró sabía tres o cuatro cosas sobre la inspiración artística. En sus años de juventud, cuando vivía en el 45 de la calle Blomet en París —un estudio que le había dejado Pablo Gargallo—, el pintor catalán experimentó con diversas formas para activar su creatividad.

Cuenta Miró que los días eran extenuantes y que, a veces, se le olvidaba hasta comer. En una de esas largas jornadas parisinas en las que no llevó nada a la boca notó una sensación curiosa, como si la mente estuviese sobreexcitada, casi en la antesala de la alucinación: la falta de alimento provocaba esas curiosas sensaciones. A partir de aquel momento el pintor catalán usó esta y otras insólitas estrategias para ampliar sus motivos expresivos. Y, de paso, ahorraba unos francos en la cesta de la compra que nunca viene mal.

Joan Miró años después de su ‘dieta creativa’

Desnudarse

Son varios los artistas, tanto pintores, como escritores o músicos que han practicado esta fórmula de inspiración. Se trata de quedarse completamente desnudo ante tu material de trabajo, ya sea un lienzo, la máquina de escribir o el instrumento musical. De esta forma, algunos artistas se sienten purificados y en contacto más directo con su alma creativa. Por supuesto, en un taller sin calefacción y en invierno tal vez no sea lo más adecuado. Con todo, algunos artistas llevan esta fórmula al extremo y acuden a bosques, playas y otros escenarios fundiéndose con la naturaleza a la espera de que esta les susurre un secreto que llevar al lienzo.

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Levantarse en mitad de la noche

Pon el despertador a las 4 de la mañana. Levántate y date un paseo por la casa. Lee algo o mira la televisión. Se trata de que el cerebro despierte. Y luego vuelve a la cama. Si tienes suerte, los sueños que vivirás en esta segunda fase del sueño serán muchos más realistas hasta el punto de que, en algún caso, sentirás que puedes controlar tu papel en el sueño, algo poco habitual. ¿Y qué mejor material creativo que nuestros propios sueños?

Las ‘microsiestas’ de Dalí

En franca relación con el método anterior debemos citar una fórmula de otro de los genios del surrealismo español. Dalí supo aprovechar como nadie los misterios que tejen los sueños —y las pesadillas— de forma que creó un auténtico universo propio. Para estar en contacto más directo con sus sueños realizaba la siguiente rutina: se recostaba en una silla sosteniendo una cuchara sobre un plato, de tal manera que, cuando los músculos se relajaban al entrar en una fase profunda de sueño, la cuchara caía y el ruido le despertaba. Y a pintar sueños.

Dalí tras una ‘microsiesta’

Tarjetas para romper la rutina

Uno de los grandes peligros del artista es la rutina: hacer siempre lo mismo, pensar siempre de la misma manera, abordar los mismos temas y atacar el lienzo desde los mismos presupuestos. Un curioso método exportado de la industria musical es usar tarjetas para romper la rutina. Cada tarjeta llevará escrita una acción insólita para aplicar al cuadro de forma que la base del mismo surja del azar. Sin duda, un método que hubiese disfrutado Duchamp.

Pintarse

¿Que no puedes con el lienzo? Pues únete a él. Hartos de no encontrar una fuente de inspiración adecuada para sus pinceles, algunos artistas acaban convirtiéndose ellos mismos en el borrador de su obra. Toma alguna parte de cuerpo y píntate. Olvídate del lienzo por unos minutos y céntrate en tu propio cuerpo. Se trata de una fórmula que se puede combinar muy bien con alguno de los métodos precedentes. Aunque ten cuidado si sales a la calle desnudo, pintado, sin comer y a medio dormir: la experiencia puede ser muy artística para ti, pero quizás no para los demás.

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¿Y tú que métodos insólitos usas para encontrar inspiración?