Esta obra captura la quietud luminosa de un pueblo costero al final del día, cuando el sol se disuelve en colores pastel y el mundo parece suspenderse en un instante de calma. Tres botes flotan sobre aguas suaves, como si esperaran una historia que aún no ha sido contada. Las casas, con sus chimeneas humeantes, se abrazan al paisaje, mientras el cielo se abre en espirales de rosa, azul y naranja, envolviendo la escena en una atmósfera de recogimiento y belleza.
Con una técnica gestual e impresionista, la pintura transmite no solo lo que se ve, sino lo que se siente: la paz de lo cotidiano, la poesía de lo simple, y el misterio de un lugar donde cada elemento parece tener memoria. Firmada por una técnica de pintura digital, llamada NEOINK, de creación propia, esta obra invita al espectador a detenerse, respirar y dejarse llevar por la luz que aún queda cuando todo parece terminar.
Año 2025
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