Un recorrido por la historia de la caricatura manifiesta su importancia en la pintura y descubre la seducción que ha ejercido en algunos maestros del pincel.

La obra caricaturesca cuenta con numerosas definiciones conforme a la apreciación de diferentes matices. De manera general, se entiende como una representación exagerada de personajes o hechos, con los que guarda algún parecido identificable. Comúnmente, se le relaciona con el humor y la crítica, aunque esos no han sido siempre sus cometidos.

Su esencia está presente desde los papiros del antiguo Egipto hasta el arte de las vanguardias, donde alcanza su punto álgido con el expresionismo.

Perfil grotesco. Hacia 1487- 1490. Leonardo da Vinci

Perfil grotesco. Hacia 1487- 1490. Leonardo da Vinci

Charles Baudelaire, poeta y crítico de arte del siglo XIX, identificó dos tipos de caricatura. Uno, como expresión grotesca perteneciente al género clásico. De la cual Leonardo da Vinci ya mencionaba, en Tratado de Pintura, su funcionalidad estética al crear un contrapposto, con el que la exageración de los atributos deformes realzan lo bello. Planteamiento que Alberto Durero, también, trabajó y para conseguirlo realizaba análisis matemáticos.

Otro, como la caricatura moderna. Una crítica mordaz de severas connotaciones políticas y sociales. Como tal, se encuentran tempranos ejemplos con la Reforma Protestante. De los que destacan los grabados de Lucas Cranach el Viejo, y Hans Holbein el Joven, que sirvieron como ilustraciones de los textos propagandísticos de Martín Lutero.

Antes, en la Edad Media, la exageración de las expresiones se utilizó para degenerar el vicio, asociándolo con lo feo. Nada que ver con el uso dado en Grecia, donde respondía a un sentido cómico, basándose en escenas del teatro popular o en los poemas homéricos.

Caricaturas. Hacia 1595. Annibale Carracci

Caricaturas. Hacia 1595. Annibale Carracci

Tradicionalmente, a los hermanos Carracci, en concreto a Annibale, se les otorga la invención de la caricatura moderna. De hecho, en el siglo XVI, nació el concepto de retratini caricci, retratos cargados. Realizados por diversión y muy alejados de sus pinturas formales de la Escuela Boloñesa. Época en la que aparecen ya dibujos de sátiras atendiendo a los rasgos más característicos de la personalidad y, en el XVII, sobre el sentido del decoro social y estético.

Víctor Hugo. 1849. Honoré Daumier

Víctor Hugo. 1849. Honoré Daumier

En el siglo XVIII y XIX, la caricatura se desarrolla con mayor intensidad y va adquiriendo fuerza, aún más, en la prensa. Del primero, sobresale el grabador inglés William Hogarth, quien reveló a través de ellas la frivolidad de la sociedad burguesa, convirtiéndose en el precursor del cómic. Siendo, a su vez, en el XIX de gran interés las obras del período de la expansión napoleónica.

Autorretrato caricaturesco. 1794. Francisco de Goya

Autorretrato caricaturesco. 1794. Francisco de Goya

Mención especial merece la originalidad de la exageración en Francisco de Goya. Dejando un tono más grotesco en las Pinturas negras, fuente de influencia para el expresionismo. No obstante, la caricatura tiene un nombre propio universal: Honoré Daumier, pintor y dibujante francés.

Jules Didier. 1860. Claude Monet

Jules Didier. 1860. Claude Monet

Se aproxima el tiempo de los impresionistas y, antes de rehusar la figura humana, Claude Monet se dedicó al negocio de la caricatura. Alcanzando, a los quince años, buena fama por ello.

Oscar Wilde. 1895. Henri de Toulouse- Lautrec

Oscar Wilde. 1895. Henri de Toulouse- Lautrec

El modernismo se interesó por la distorsión de las líneas individuales que le proponía la caricatura. Henri de Toulouse- Lautrec la hizo refulgir en sus carteles sobre personajes de la vida nocturna de París y, también, se le escapó en algún óleo. Asimismo, algunas vanguardias, particularmente el expresionismo, la acogieron en sus lienzos. Como Edvard Munch en El grito. Su uso ya no exigía conservar un parecido. Al contrario, se buscaba la desnaturalización de lo retratado. La caricatura, pues, permitía mostrar nuevas realidades del ser humano, aferrándose a su carácter más emocional y limitando el humorístico.